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A 136 AÑOS DE LA MUERTE DE DANIEL A. CARRIÓN

El 05 de Octubre de 1885, Daniel Alcides Carrión muere a causa de la enfermedad que con tanto empeño estudió. Buscó demostrar que la llamada...

10/10/2009

CARRIÓN: INVESTIGADOR ÉTICO

Daniel A. Carrión, se comportó como un investigador científico y ético. Realizó su experiencia bajo principios morales y procedimientos aceptados en su momento, preguntándose lo correcto y lo incorrecto en el análisis y comprobación de hechos y supuestos sobre la relación entre la presencia de una enfermedad hasta entonces poco conocida, pero que afectaba enormemente a la vida cotidiana de una población,

En este propósito, Carrión no sólo siguió normas objetivas que prevalecían en la investigación de entonces, sino también reflejó sus ser interno, su dimensión subjetiva, virtuosa en sus actitudes y disposiciones del buen aspirante a médico profesional; comprometiéndose con los nobles objetivos de la medicina, especialmente con la dedicación a ayudar al que sufre, tratando de establecer una relación real de empatía con las personas afectadas por la enfermedad que a la postre llevaría su nombre.

Debe tenerse presente que la relevancia y aplicación de valores, principios y reglas aplicadas por Carrión, puede diferir con enfoques actuales, debido al contexto cultural, económico, social y de trabajo concreto en que ellos se formularon, sin que estas diferencias impliquen negar su carácter universal.

En este sentido, el carácter ético de la experiencia de Carrión, fue reconocido inmediatamente al fallecimiento de éste. Durante el sepelio de Carrión, realizado el 07 de octubre de 1885, al pie de su tumba (Cementerio General de Lima, Cuartel Santa Ana, nicho N 185 – C), el Dr. Mariano Macedo, identifica aspectos éticos en la hazaña de Carrión, manifestando en su alocución:

Señores:

No hay palabras que puedan expresar la abnegación heroica de Carrión, ni el dolor profundo del cuerpo médico, por la pérdida del obrero más intrépido de la ciencia. Carrión en su empeño de hacer un estudio completo de la verruga, quiso inocularse, observar en su propia persona los fenómenos de esta enfermedad, la muerte ha sido el resultado de su elevado propósito. Sólo las almas dotadas de un amor delirante por la ciencia y de una profunda filosofía para despreciar la vida, cuando se trata del bien y de los grandes intereses de la humanidad, son capaces de realizar estos portentosos hechos. Carrión había reunido estas dos cualidades y con el sacrificio de su vida, deja resuelta la unidad etiológica de la verruga y de la fiebre de la Oroya.

Señores: El nombre de Carrión pasa á la historia y con iguales títulos que los venerables nombres de Jenner, Pasteur, Ferran y Freyre, se repetirá de siglo en siglo con la gratitud entera de los hombres de corazón.

Carrión cumplió sobradamente con los principios éticos rectores de la investigación en medicina. El respeto a las personas, cuya expresión se encuentra en la noción de autonomía individual y en la protección especial de los sujetos más indefensos o vulnerables. Carrión eligió exponerse a si mismo, antes que experimentar en otras personas; defendió su capacidad para decidir sobre lo que puede hacerse con su cuerpo y sus atributos sociales o intelectuales.

Siempre pensando en los demás, asumiendo el dictum hipocrático "Primero no dañar”, prefirió evitar o prevenir daños a otros participantes, experimentando con su propio organismo a fin de producir nuevos conocimientos sobre la enfermedad que investigaba.

Carrión, desde el punto de vista ético se adelantó a su época. En el periodo que se desenvolvió, hasta 1900, se defendía que todo acto médico realizado en seres humanos debía tener siempre carácter o intención terapéutica y, por tanto, beneficente; sólo por accidente adquiría un carácter investigativo.

Recién a partir de inicios del siglo XX, a diferencia del anterior, en este período se sostuvo que sólo lo experimental puede justificarse como clínico, es decir, como diagnóstico. El beneficio debía basarse en pruebas reales aportadas por la investigación clínica. Esto permitió el paso de una medicina basada en la intención a una basada en la evidencia. Precisamente en la búsqueda de evidencias de la unicidad de la fiebre de la Oroya con la verruga peruana, Carrión desarrolla su experiencia, demostrando que se trataba de fases de una misma enfermedad.

El Dr. Alberto Perales, en su discurso de incorporación a la Academia Peruana de medicina, sobre la “Evaluación ética de la auto experimentación de Daniel A. Carrión y su perfil de personalidad” perfila el carácter ético de la experiencia de nuestro héroe nacional. Leerlo en:

http://www.acadnacmedicina.org.pe/publicaciones/anal_2000/IX_EVALUACIONETICADELAAUTOEXPERIMENTACION.pdf

BIBLIOGRAFIA

  • Fernando Lolas, Alvaro Quezada, Eduardo Rodríguez. Investigación en salud, dimensión ética. CIEB, Universidad de Chile. Primera edición. Marzo de 2006.

  • Drane James F. La ética como carácter y la investigación médica. Acta bioeth. [revista en la Internet]. 2004 [citado 2009 Oct 10] ; 10(1): 17-25. Disponible en:

http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1726-569X2004000100003&lng

=es. doi: 10.4067/S1726-569X2004000100003.

  • Lolas S, Fernando. Aspectos éticos de la investigación biomédica: Conceptos frecuentes en las normas escritas. Rev. Méd. Chile. 2001. 129(6): 680-684.

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